El ejercicio es la mejor manera de contrarrestar los efectos del envejecimiento en su funcionalidad en la vida diaria, la función mental, el metabolismo y la apariencia.
¿Cómo?
Primero, una breve explicación en la fisiología muscular:
El músculo se compone de tres tipos principales de fibras musculares. Las fibras tipo I (de contracción lenta) son pequeñas y relativamente débiles, pero son capaces de producir un trabajo sostenido muy bien; las fibras de tipo IIa (fibras intermedias de contracción rápida) son más grandes y más fuertes que las del tipo I, pero aún pueden resistir durante un período de tiempo razonable; tipo IIb (contracción rápida) son las fibras más grandes, más fuertes y más rápidas, pero se fatigan rápidamente.
La sarcopenia es la pérdida de tejido muscular relacionada con la edad; nos sucederá a todos nosotros, especialmente a los que son sedentarios. La sarcopenia es selectiva para la degradación de las fibras de tipo II, lo que provoca un movimiento lento, debilidad y un tamaño de músculo pequeño.
¡Hay buenas noticias! ¡La sarcopenia puede frustrarse, o al menos ralentizarse, con un ejercicio de resistencia regular! Esto se debe a que el ejercicio de resistencia entrena fibras tipo II y, como resultado, previene su degradación.
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El ejercicio también ayuda a su metabolismo al aumentar su índice, ayuda a la apariencia al limitar el aumento de grasa y la atrofia muscular, mejora la función cardiovascular y una nueva investigación sugiere que el ejercicio reduce el riesgo de desarrollar ciertos trastornos mentales.