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El ejercicio es el estímulo que fortalece los huesos. Tus músculos crecen y se fortalecen en respuesta al ejercicio; el hueso se comporta de manera similar. Estresar el hueso mediante la actividad y el ejercicio lo alienta a aumentar su contenido de calcio y a hacerse más denso. La salud ósea sigue el adagio, “Úsalo o piérdelo”. La inactividad conduce a la disminución de la masa ósea. El ejercicio puede ayudarlo a mantener la masa ósea y reducir la pérdida ósea relacionada con la edad. El ejercicio disminuye el riesgo de osteoporosis. También mejora la fuerza muscular, el equilibrio y la coordinación, lo que ayuda a prevenir caídas y fracturas óseas.
Es importante que personas de todas las edades se ejerciten. Durante la infancia y la adolescencia, el hueso está aumentando rápidamente la densidad y la fuerza. El ejercicio ayuda a maximizar la masa ósea máxima y, por lo tanto, puede prevenir la mala salud ósea en los últimos años. El ejercicio tiene sus mayores efectos en adultos que han estado inactivos. Como los huesos se vuelven más débiles con la edad, es vital que los hombres y las mujeres de todas las edades se ejerciten.
Demasiado ejercicio es dañino. Los regímenes de ejercicios extremos, a veces vistos en atletas jóvenes y competitivos, pueden conducir a la disminución de la densidad ósea y a las fracturas por estrés. Demasiado ejercicio desgasta los huesos y no permite que los huesos descansen y reconstruyan. Discuta su programa de ejercicios con su médico para asegurarse de que no esté haciendo demasiados ejercicios.
Jennifer
