Realmente, la clave es la moderación.
No tiene que poner una “tonelada” de mantequilla y azúcar, pero eso es lo que sus papilas gustativas están acostumbrados. Poco a poco, reduzca la cantidad que aplica (digamos un 10% cada vez que lo coma) y sus gustos eventualmente se ajustarán (y tal vez incluso gustarán) a los sabores más sutiles.
Las frutas y frutos secos (cerezas, arándanos, albaricoques, etc.) tienen una dulzura natural y son buenos sustitutos, pero tenga en cuenta que también tienen un alto contenido de azúcar.
Las nueces son geniales, pero tenga en cuenta que son muy altas en calorías.
La clave es ir fácil con lo que agregas.
También puede agregar especias, que quizás no haya considerado. Especias de canela, nuez moscada y pastel de calabaza son grandes adiciones a la harina de avena.
Buena suerte.