Yo diría que sí, teniendo en cuenta la evidencia en el momento en que habría dicho que las grasas también eran malas. Aunque la cantidad de azúcar se ajusta mejor a las enfermedades cardiovasculares que las grasas, pero no se conocía ni se confiaba ningún mecanismo, por lo que nadie creía.
Pero ahora los mecanismos son conocidos. Y la ciencia necesita evolucionar, es decir, que aunque antes podríamos decir que era la hipótesis más adecuada, ahora ya no es así.