¿Por qué es que lo que nos gusta comer es dañino para la salud? Por ejemplo, coca, hamburguesas, etc.

Optimización por proxy y cambio máximo.

El cuerpo usa azúcares, sales, grasas y aceites como un sustituto para determinar qué alimento se debe o no se debe comer para sobrevivir mejor.

Históricamente, la comida ha sido escasa y los períodos de inanición han ocurrido con bastante frecuencia. Por lo tanto, uno puede entender por qué el cuerpo ha optimizado sus sentidos para reaccionar a partes históricamente escasas de los alimentos que proporcionan el mayor beneficio neto: azúcar, sal y grasa. Esta estrategia minimiza el esfuerzo requerido tanto en el desarrollo del sensor como en comer suficientes tipos de alimentos adecuados para sobrevivir mejor a un futuro incierto: escasez de alimentos.

El cambio máximo es la explotación de la optimización de proxy para provocar una reacción fuerte a algún tipo de fenómeno. La comida rápida lo hace a raudales: explota la propensión de los cuerpos hacia ciertos productos químicos y convierte esos productos químicos en hasta once. El cuerpo no entiende esto y en lugar de limitar nuestra exposición a dichos productos químicos, nos alienta a través de respuestas emocionales y la creación de antojos para aprovechar mejor esta bonanza calórica ostensiblemente efímera.

El problema es que la comida rápida nunca deja de llegar.