Cuando realizo actividad física en un entorno competitivo, mis piernas se vuelven livianas, me siento ingrávido y pierdo el equilibrio. No puedo realizar tan bien como en la práctica. ¿Por qué?

Es lo mismo para casi todos los que no son deportistas profesionales ni deportistas. Justo antes del juego / competencia, tu cerebro libera ciertos químicos que de alguna manera te preparan para lo que está por venir. Sin embargo, me parece que cuando voy a buscar algo como esto, sin importar cuán convencido estoy de mi preparación, un indicio de duda se cuela y provoca lo que describes. En las artes, se llama “fiebre escénica” (creo). Cuantas más competencias persigas, más acostumbrado estarás a esta sensación. Se irá. ¡Creer!