¿Estás realmente sorprendido?
Usualmente no haces ejercicio y ahora de repente has comenzado a practicar un deporte de contacto de alta intensidad, que implica correr, bucear y ser atacado. ¡Por supuesto que estás adolorido! Jugar al fútbol es como estar en accidentes automovilísticos repetidos, causa el mismo tipo de lesiones y un impacto muy similar.