Cuando aparecieron las pautas bajas en grasa, los fabricantes de alimentos se subieron al carro.
Querían llevar al mercado una gran cantidad de alimentos bajos en grasa “saludables para el corazón”, con el fin de venderlos al público consciente de la salud.
Sin embargo, hay un gran problema con los alimentos a los que les han quitado la grasa … saben a mierda.
Por esta razón, los fabricantes de alimentos agregaron azúcar en su lugar. El azúcar no es una grasa, es un carbohidrato. Por lo tanto, un producto puede etiquetarse como “bajo en grasa” aunque esté cargado de azúcar.
(Debo señalar que las directrices bajas en grasa recomiendan que reduzcamos los azúcares refinados, pero no tan con entusiasmo como nos advierten sobre las grasas “peligrosas”).
