Escrito como una historia de memoria, no para ser tomado como consejo u opinión médica)
Hace muchos, muchos años, mi profesor de bioquímica utilizó la acción de Ghandi, de ayuno para protestar contra el gobierno de los británicos en la India, para ilustrar un importante conjunto de principios.
Dijo que la glucosa se almacena en el hígado en una forma llamada glucógeno. El glucógeno se descompone y se libera del hígado entre las comidas para regular el azúcar en la sangre dentro de los límites, de manera que el cerebro tenga suficiente glucosa, su principal combustible, disponible en la sangre.
Un proceso llamado gluconeogénesis.
Entonces, mi conferencista continuó, cuando alguien, en este ejemplo Gandhi, ayunó, no se consumió ‘comida’ durante varios días, pero se permitió el agua. En teoría, cuando el azúcar en la sangre de Gandhi disminuyó, la glucosa se liberó del hígado y las reservas de glucógeno se agotaron gradualmente, ya que solo se almacena una cantidad limitada. Mientras tanto, cuando no se consumen carbohidratos durante más de 24 horas, el cuerpo utiliza su propia grasa y proteína para producir glucosa. En este proceso, los cuerpos cetónicos se producen como un subproducto. Ellos acidifican la sangre, no tan rápido como con la cetoacidosis diabética, que es otra forma de este proceso, pero las náuseas y el dolor son síntomas comunes.
Mi profesor tenía un secreto para divulgar. Ghandi, dijo, bebió un poco de jugo de naranja todos los días de su ayuno. La cantidad exacta de jugo de naranja no está clara, pero el conferencista supuso que se consumió lo suficiente como para minimizar o prevenir la cetosis (25 g de carbohidratos, aproximadamente el jugo de dos naranjas de tamaño mediano por día).
Además, supongo que para que Ghandi se sintiera lo suficientemente bien como para contribuir a organizar las actividades que apoyaban su protesta a medida que progresaba, necesitaba liberarse de los síntomas de la cetosis y tener al menos algo de tiempo cada día cuando su nivel de azúcar estaba más cerca de los niveles óptimos. . Incluso en el extremo inferior del rango normal de azúcar en sangre, el cerebro puede no funcionar de manera óptima, fue la conjetura del conferencista.
Espero que esta respuesta agregue un interesante ejemplo histórico para ti.