No es suficiente.
Algunas noches 6 horas, algunas solo 3 o 4 con un espacio largo en el medio donde mi mente recuerda las cosas que recuerdo haber hecho al día siguiente (u olvidé hacer el día anterior).
A veces estoy demasiado cansado para conciliar el sueño y permanecer despierto escuchando cada ruido que la noche puede ofrecer hasta que el sol vuelve a aparecer.
A veces siento cada puntada de las sábanas como copos de sal afilados contra mi piel. Cada músculo que desafié en el gimnasio silenciosamente murmura su nombre debajo de mi piel y suplica que lo muevan.
Y a veces floto para dormir como si estuviera flotando a través de las nubes en la oscuridad transparente de terciopelo, y me deslizo a través de las horas imperceptibles hasta que la mañana me atrae con los dedos fríos y húmedos.