Sí.
Mi madre fue campeona de karate en su juventud. Su hermana (mi tía) compartió una habitación con mi madre y durmió en un colchón con ella. Aparentemente, una noche después de una práctica particularmente cansadora, ella se fue a su casa a acostarse temprano.
Esa noche, mi tía se despertó por un vaso de agua. Y de repente, sintió que alguien agarraba la muñeca con fuerza. Sobresaltada, se giró, solo para ser derribada con un golpe en la cara. Ella se inclinó y cayó sobre el colchón.
Levantó la vista, sorprendida, hacia su hermana que caminaba hacia ella con los ojos cerrados, respirando ligeramente. Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada para despertarla, mi madre agarró a mi tía, la empujó contra la pared y procedió a golpearla y patearla. Estilo saco de arena
A la mañana siguiente, mi tía tenía hematomas cubriendo cada centímetro de su cuerpo. Mi madre no recordaba nada de eso, pero se disculpó y todavía les gusta reírse de ello hasta el día de hoy.
Si bien fue doloroso en aquel entonces, a mi tía le gustaba contarnos esa historia cuando nos portábamos mal cuando éramos más jóvenes, para recordarnos lo que mi madre podía hacer como castigo.
