Su cerebro necesita ácidos grasos esenciales, magnesio y varias vitaminas B para funcionar en su capacidad máxima. También requiere varios aminoácidos para crear neurotransmisores. La leche proporciona aminoácidos, pero a menos que provenga de vacas alimentadas con pasto, la leche no tiene ácidos grasos omega-3. Milkfat contiene cantidades no triviales de grasas saturadas que se asocian con el deterioro cognitivo.
El campo relativamente nuevo de la psiquiatría nutricional ha demostrado que la malnutrición tiene graves efectos negativos en el cerebro estructural y funcionalmente. La investigación también ha demostrado que alimentar a los niños con ácidos grasos omega-3 mejora su atención y aprendizaje, así como su comportamiento. Otros estudios vinculan la nutrición cerebral deficiente con la depresión.