¿Alguna vez pensaste por qué levantarse es mucho más difícil que ir a dormir? Una de las principales razones es la forma en que dormimos y la cantidad que dormimos. Cada individuo tiene una relación de sueño mínimo-máximo que se centra alrededor de 6-8 horas por día. El cuerpo puede funcionar saludablemente con esta cantidad. Pero aún así, de alguna manera tenemos que sacar al cuerpo de la cama.
La respuesta es tanto psicológica como fisiológica. Con tantos factores estresantes como el estrés, las comidas desequilibradas y fuera de tiempo y la contaminación, el sueño se ve afectado. Con más y más eventos de socialización, tendemos a dormir más tarde y todavía esperamos despertar a tiempo. Esto hace que sea extremadamente difícil para el cuerpo operar de la mejor manera porque, simplemente, no estamos lo suficientemente descansados.
Debido a la falta de sueño, el cuerpo se siente cansado. Se liberan radicales libres que deterioran el funcionamiento del cuerpo y causan estrés oxidativo. Estos oxidantes además causan que el cuerpo sea drenado de energía y vitalidad. Esto promueve una aceleración en el envejecimiento celular y, en última instancia, el envejecimiento prematuro de un individuo.
