Con todas estas dietas contradictorias y estudios de salud, ¿cómo se supone que debo saber lo que realmente debería estar comiendo?

Honestamente, la evidencia no entra en conflicto tanto. Los medios populares de ciencia, influenciados por cada estudio trivial que se produce y exacerba la exageración, son los responsables de gran parte de la percepción del debate. Hay algunas cosas en las que casi todos los científicos nutricionales razonables pueden ponerse de acuerdo:

  1. Coma muchas y muchas verduras y algunas frutas.
  2. Coma pescado (de una variedad baja en mercurio) regularmente.
  3. Coma mucha proteína, pero no en exceso.
  4. Coma mucha fibra (ya cubierto por las verduras).
  5. Coma muchas hierbas y especias.
  6. No coma mucha comida procesada o rápida.
  7. No consuma muchos aceites de semillas vegetales (canola, soja, etc.).
  8. No consuma demasiados carbohidratos, especialmente carbohidratos de alto índice glucémico como el azúcar.
  9. Incluya animales y productos de origen animal en su dieta.
  10. No comas demasiado (Si sigues las otras pautas, esto casi siempre ocurre de manera natural.

En realidad, es bastante simple, y parece muy similar a la forma en que comían nuestros ancestros (¡imaginamos que tal vez evolucionamos en un entorno con esos alimentos naturales disponibles!) Los debates en el pasado se han centrado principalmente en estos temas, pero el consenso es alcanzado en varios de ellos:

  1. Cuánta grasa saturada es aceptable (actualmente se está desplazando más hacia el lado de incluir cantidades razonables de esto en la dieta, en lugar del pánico graso saturado de los 80 y los 90)
  2. ¿Cuántos hidratos de carbono son aceptables? (Ahora se está desplazando hacia un nivel moderado de carbohidratos de baja carga glucémica, ya que el papel de los carbohidratos de alto índice glucémico en el almacenamiento de grasa es innegable)
  3. Qué tipos de grasas, además de las saturadas, son aceptables, y cuánto (ahora definitivamente se desplazó hacia la limitación de los aceites poliinsaturados omega-6 y las grasas trans, y el consumo de mayores cantidades de grasas omega-3 y monoinsaturadas).

Los debates más importantes se centran en las metodologías de pérdida de peso, pero la prensa y los libros populares también los desproporcionan.