Los huevos tienen dos componentes: amarillo y blanco.
El blanco es rico en proteínas (y por lo tanto toma tiempo para ser digerido y absorbido por el cuerpo) y el amarillo es otro nutriente rico (como grasa, minerales, vitaminas).
Cuando se toma una dieta rica en proteínas, el cuerpo genera más calor (y por lo tanto, quema más calorías) para digerir los alimentos. Esta generación de calor interno (metabólico) a veces se confunde como una razón para no comer huevos en verano.
En realidad, los huevos tienen el mismo efecto (sea en verano o en invierno) y es totalmente seguro consumirse en veranos en la misma cantidad que en invierno. Sin embargo, una ingesta excesiva de huevos (en verano o en invierno) puede afectar su sistema digestivo si su cuerpo no está acostumbrado a esa alta ingesta de proteínas.
Conclusión: comer huevos en verano no tiene efectos secundarios y es aconsejable.
