Comer influye en el reloj de tu cuerpo, pero el efecto es relativamente pequeño. Con mucho, el factor más fuerte para controlar el reloj es la exposición a la luz. La actividad física es otro factor: no es tan fuerte como la exposición a la luz, pero es más fuerte que comer. Por lo tanto, si el horario de sus comidas entra en conflicto con el momento de la exposición a la luz y la actividad física, no tendrá la suficiente influencia en su ciclo de sueño como para importar.
Hay otro punto que vale la pena mencionar. Cada célula en el cuerpo en realidad contiene su propio reloj interno para cronometrar la actividad diaria. Hay un “reloj maestro” en el cerebro que mantiene sincronizados la mayoría de los relojes celulares, pero algunos de ellos son parcialmente independientes. Estos incluyen los relojes para partes del sistema digestivo, que son especialmente sensibles al consumo de alimentos. En otras palabras, es posible que al alterar su tiempo de comer esté influyendo en el momento de su ciclo digestivo sin tener mucha influencia en el momento del sueño y otros parámetros.
