En la mayoría de los casos, la pérdida de apetito es característica de la depresión. Más exactamente, una pérdida de apetito que produce un cambio en el peso corporal de un 10% o más en cualquier dirección.
Generalmente se supone durante el diagnóstico que la persona que sufre de depresión experimenta una pérdida de apetito, pero a veces puede comer más para lidiar con sus sentimientos. En este caso, el diagnosticador le da la etiqueta como “depresión con características atípicas”.
Este es un tipo de especificador que el DSM prescribe en caso de que la persona cumpla con todos los criterios para la depresión, pero hay algunos ajustes aquí y allá que pueden hacer que sea un caso ligeramente diferente de los demás.
La gran mayoría, sin embargo, experimenta una disminución del apetito. Esto se debe a la falta de motivación para participar en actividades diarias, que es una de las características definitorias de la depresión.
