¿Dónde puedo encontrar cosas que me pongan una sonrisa en la cara y al mismo tiempo no sean insanas?

Encuentro “las cosas” en otras personas, familiares, parientes, amigos y colegas.

Los hago reír con mi humor y observaciones de la vida y luego me devuelven el favor.

Si haces esto lo suficiente, se convierte en un hábito mutuo. Mis risas favoritas provienen de contratar a mis suegros de 85 años. Una vez que comienzan a reír, es tan contagioso que hay lágrimas. Hemos aprendido a reírnos de las cosas serias y triviales.

Solo pensar en la gente con la que me río me hace sonreír. Sonriendo me hace recordar que no me tomo todo tan en serio, lo que por supuesto hago todo el tiempo.

Es un arte real que requiere un poco de cultivo.