Los resultados más probables son despertar el vómito o ahogarse con el vómito aspirado.
Si no muere de esta manera, puede tardar meses o años en sufrir la muerte persistente de daño hepático combinado, daño renal y daño cerebral. El daño al sistema de activación reticular, por ejemplo, podría provocar un estado persistente de semiconsciencia en el que no se puede despertar, pero tampoco es posible el sueño normal.
En general, vale la pena evitarlo.