¿Por qué podemos concentrarnos más cuando comemos alimentos livianos, en comparación con los alimentos pesados?

La respuesta es muy simple. Después de una comida copiosa, del mismo modo que su cuerpo detecta alimentos en el tracto abdominal, comienza el proceso de digestión. Debes entender que es un proceso bastante intenso.

Para hacer eso, el cuerpo desvía la mayor parte del flujo sanguíneo hacia el sistema digestivo. Esto priva al resto del cuerpo de un suministro de sangre efectivo. Para manejar esto, nuestro cuerpo reduce de manera efectiva su nivel de actividad y, por lo tanto, el flujo de oxígeno al cerebro también se reduce.

Esto conduce a una situación de somnolencia y letargo. Por lo tanto, es mejor evitar dicho alimento cuando se está preparando para una tarea que requiera mucha mano de obra o para tareas que requieren atención concentrada durante un período de tiempo prolongado.

No es de extrañar que podamos enfocarnos más cuando comemos luz. Cuando nos llenamos de alimentos, el cuerpo realiza un trabajo pesado para digerirlo. Toda nuestra energía se gasta en digerirla dejando muy poco para otras tareas. Es por eso que los expertos nos piden que comamos luz. No solo eso, come manteniendo un poco de espacio en la barriga. Tu barriga y tu cuerpo te lo agradecerán.