Hubo un episodio reciente de Gasterópodo que hablaba de un par de métodos para que los niños les gustaran sus verduras: Primeros Alimentos: Aprender a Comer.
La clave es la habituación. Cualquier cosa que comas lo suficiente (algunas semanas) disfrutarás. El verdadero truco se llama microbites: resulta que no importa mucho de cuánto comas todo ese tiempo. Una muestra del tamaño de un guisante es suficiente para que ocurra la habituación. Es mucho más fácil lograr que un niño pruebe una microbita que “limpiar el plato” de una porción completa.
En Secrets From the Eating Lab: La ciencia de la pérdida de peso, el mito de la fuerza de voluntad y por qué nunca debes volver a la dieta, el autor habla de investigaciones que demuestran que servir el primer plato de verduras resulta en un mayor consumo de vegetales.
Combinar esas dos ideas debería hacerlo bastante sencillo.