El ejercicio, especialmente el ejercicio aeróbico (“cardio”), ha demostrado beneficios para la cognición en general.
El cerebro usa una cantidad desmesurada de los recursos del cuerpo, hasta un 25% del metabolismo total. Por lo tanto, todo lo que aumente la circulación de sangre y oxígeno al cerebro y transporta la glucosa (el combustible del cuerpo), será beneficioso.
También se ha demostrado que una sesión de ejercicio después de estudiar mejora la memoria y ayuda a convertir el material que acaba de aprender en memoria a largo plazo.