Existen numerosos motivos por los que la comida “se malogra”. Ciertos aceites (insaturados) pueden oxidarse, que es otro término para volverse rancio. Esto lleva a un desagradable sabor y un problema de seguridad alimentaria. Otros alimentos están sujetos a la acción bacteriana, que descompone la comida. La velocidad a la que esto ocurre depende de la temperatura a la que se mantiene el alimento.
Otros alimentos proporcionan una deliciosa comida a varios moldes. Si bien algunos moldes son intencionales (ciertos quesos, por ejemplo), la contaminación con otros moldes es accidental y puede ser perjudicial o incluso letal.
Finalmente, algunos ingredientes, como el aspartamo edulcorante bajo en calorías, simplemente se descomponen con el tiempo. Aunque el producto no es inseguro, ya no es dulce.