Personalmente, probé con antidepresivos. Tres lotes
El primer lote me hizo dormir durante 48 horas seguidas. Me quedé con ellos, pero no podía recordar nada, me volví torpe (más torpe de lo que ya soy) y más brusco que de costumbre.
El segundo lote me hizo completamente insensible. No podía sentir nada en absoluto. Sin tristeza, sin felicidad … solo insensible. Incluso olvidé cómo reírme o llorar. Como músico, mi vida se basa mucho en mis emociones. Necesito estar en sintonía con ellos para crear mi arte.
El tercer lote, me despertaba a las 4 de la mañana todas las mañanas con un deseo profundo, ardiente y desesperado de suicidarme. Los pensamientos suicidas estaban aumentando más que nunca y realmente temía por mi propia vida, porque sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que cediera.
Tengo un trastorno límite de la personalidad. Es un desorden infernal, estigmatizado de punta en blanco, ignorado e incomprendido.
Me resulta difícil incluso tomar analgésicos cuando los necesito, por lo que vivir todos los días con las píldoras no iba a ayudarme de todos modos.
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Lo intenté, no funcionaron. Así que cambié mis métodos y trabajé duro en mí mismo. Cambié mis propios comportamientos, y sí, todavía me resbalaba y me deslizaba en el desorden a veces, pero estaba decidido a no dejar que el medicamento gobernara mi vida.
Algunas personas los necesitan, y está bien. Está perfectamente bien.
Algunas personas son como yo, y simplemente no pueden tomarlas.
De cualquier manera, todos lidiamos con nuestras batallas de la manera que creemos conveniente. El mío no tiene pastillas. Habiendo dicho eso, nadie debe ser juzgado por cómo eligen lidiar con sus enfermedades. Es su cuerpo, su mente, su elección.
