Esto se debe principalmente a los ciclos de temperatura corporal. Ambientalmente, la temperatura del cuerpo aumenta a medida que avanza el día debido a que se recibe más y más luz solar y se realiza la actividad física. La temperatura corporal desciende a partir de las 10 p.m. debido a la disminución de la temperatura ambiente.
A medida que aumenta la temperatura corporal, aumenta la dinámica fisiológica, incluido el flujo sanguíneo. Como hay más sangre que llega a diferentes partes del cuerpo, es decir, un aumento en la velocidad de circulación, la persona tiene más suministro nuevo de oxígeno por unidad de tiempo y se siente con más energía. De manera similar, cuando baja la temperatura, la persona comienza a sentirse más sedentaria y nos adormila durante la noche.
Otra razón para lo mismo es la cantidad de luz que entra al ojo. Durante el día, la luz del sol entra en nuestro ojo y lo estimula. Por la noche, a pesar de que tenemos luces de tubo, no son nada en comparación con la luz solar en lo que respecta a las unidades de energía. Los bajos niveles de energía de la luz en la noche desencadenan la formación de melatonina que crea pereza.
