A menos que tenga problemas de salud, ya sea diabetes o necesidad de perder peso, el azúcar natural sería la mejor opción. El consumo excesivo de azúcar durante mucho tiempo se ha asociado con causar obesidad y diabetes. Así que, naturalmente, la gente pensó que los edulcorantes artificiales eliminarían o reducirían el riesgo. Sorprendentemente, investigaciones recientes han demostrado que el riesgo de diabetes aumenta cuando se usan edulcorantes artificiales. Y no parece importar qué edulcorante artificial se usa. Nadie está seguro todavía de por qué sucede esto, pero la teoría predominante es que al cuerpo no le gusta que lo “engañen”. Cuando el cuerpo sabe algo dulce, el cerebro le dice al páncreas que libere insulina para metabolizar el azúcar esperado. Cuando no llega el azúcar, el cuerpo se confunde y, repetidamente, esto puede causar diabetes.
En un estudio, se les dijo a los sujetos que tomaran sorbos de agua o una bebida endulzada con sucralosa (Splenda). Luego, 10 minutos después, consumieron una bebida azucarada. Aunque ambos grupos bebieron la misma bebida azucarada, el grupo que primero bebió sucralosa secretó un 20% más de insulina. En otras palabras, el grupo Sucralose requirió un 20% más de insulina para metabolizar la misma cantidad de azúcar, una indicación de resistencia a la insulina o prediabetes (también conocido como síndrome metabólico).
