Sería difícil decir que hay fibras deliciosas. Clasificados como artículos de alimentos funcionales, no están destinados a dar sabores. Tal como están, la fibra dietética en su forma pura (alrededor del 98% de pureza, tanto insoluble como soluble) es neutral o no tiene ningún “sabor”. Como el sabor se rige por el aroma, el agua y los componentes solubles en aceite graso inherentes a él, cuando se toma en la boca y reacciona con los receptores del gusto. Si hay alguno, habría indicios del sabor de la fuente de fibra (la manzana sabe a manzana).
Lo que sí tiene es textura o sensación en la boca, y en ocasiones los consumidores lo mezclan como sabor.
La fibra de psyllium insoluble tiene una sensación resbaladiza, áspera, suave en la boca, y si se toma en seco, puede causar efectos náuseas en la garganta. Por lo tanto, debe tomarse como parte de una dieta líquida (en un formato de batido o jugo) para que sea apetecible.