¿Es saludable comer más pero con menos frecuencia y hasta qué punto?

La obesidad es una condición compleja influenciada por factores genéticos y ambientales. Para los adultos se clasifica como un índice de masa corporal (IMC) de ≥30 kg / m2, mientras que el sobrepeso es de 25-29.9 kg / m2. Para los niños, el sobrepeso y la obesidad se definen mediante gráficos de crecimiento y puntos de corte ajustados del IMC. Actualmente, en Europa, uno de cada cinco niños tiene sobrepeso u obesidad.1 Estos niños tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la enfermedad cardíaca y la diabetes.

Los genes definen la propensión a tener sobrepeso, y la dieta y la actividad física pueden determinar en qué medida esa propensión se convierte en realidad. Además, los comportamientos están influenciados por el medio ambiente. Investigaciones anteriores analizaron las dietas de las mujeres durante el embarazo y las diferencias entre las prácticas de alimentación en relación con el riesgo de obesidad2. También se han implementado intervenciones ambientales para prevenir la obesidad en los niños, pero principalmente en las escuelas.

Una nueva investigación arroja luz sobre la dieta de los niños pequeños y sobre cómo los cuidadores (padres) pueden estar influyendo directa o indirectamente en las preferencias alimenticias de sus hijos en el hogar, lo que a su vez afecta el consumo de energía. El rango de edad de enfoque es desde el momento en que se introducen los alimentos sólidos hasta que los niños ingresan a la escuela primaria (alrededor de los cinco o seis años). Los investigadores plantean la hipótesis de que existe una asociación entre las preferencias alimentarias de los niños a estas edades y su riesgo de obesidad. Los hábitos alimentarios se desarrollan cuando los jóvenes influyen en el comportamiento alimentario durante toda la vida.3 Los padres pueden influir fuertemente en la elección de los alimentos de los niños porque tienen mayor control sobre las acciones de los niños a esta edad y las influencias externas (escuela, compañeros) suelen ser mínimas. Una vez que los niños comienzan la escuela, la mayoría ya han desarrollado sus preferencias alimenticias (gustos y aversiones) por lo que lograr el cambio de comportamiento es más difícil. Las influencias positivas de los padres son vitales para establecer comportamientos de estilo de vida saludables en sus hijos.3

Preferencias en la infancia
Los bebés tienen preferencias innatas hacia ciertas cualidades gustativas y aversiones de otros gustos2. Los bebés prefieren alimentos de sabor dulce y rechazan los alimentos amargos como ciertas verduras. Esto refleja una respuesta evolutiva que fue históricamente útil porque el sabor dulce señalaba fuentes de energía (calorías), mientras que los sabores amargos indicaban alimentos que podrían ser tóxicos. Algunos investigadores creen que los bebés comienzan a aceptar sabores amargos alrededor de la edad de 14-180 días.