Inmediatamente después de despertar, ¿por qué empiezo a cantar y escuchar música todos los días?

Se sabe que la música tiene un impacto directo en nuestros cerebros de muchas maneras. ¿Qué tipo de música sueles escuchar en la mañana? Porque apuesto a que la elección de tu canción, ya sea que estés escuchando o cantando, te beneficiará de alguna manera. Ya sea que eso signifique bombearlo, calmarlo, hacer que piense, o la miríada de otras cosas que una melodía agradable o un ritmo contundente puede hacer.

El poder de la música parece mágico a veces.

A menudo pongo música en muchos momentos en mi día fuera del ritual, pero también porque tener una banda sonora para mi vida me da consuelo de alguna manera. Cuando tenía poco más de 20 años solía despertarme y poner instantáneamente un CD de Sigur Ros mientras hacía café, los etéreos trazos de lazos en las cuerdas de guitarra de mi apartamento eran una manera perfectamente soñadora de comenzar el día.

Claramente, la música que estoy eligiendo, y cuando elijo escucharla, tiene un impacto. Es lo mismo contigo.

Los investigadores de Stanford han investigado cómo reaccionan nuestros cerebros a la música, como se explica aquí: Sintiendo el ritmo: Simposio explora los efectos terapéuticos de la música rítmica

La música ha demostrado que la música con un ritmo fuerte estimula el cerebro y, en última instancia, hace que las ondas cerebrales resuenen al ritmo del ritmo. Los latidos lentos fomentan las ondas cerebrales lentas asociadas con estados hipnóticos o meditativos. Los latidos más rápidos pueden alentar un pensamiento más alerta y concentrado.

No es solo el ruido lo que desencadena la actividad en nuestros cerebros, sino el espacio entre los tonos: un hermoso silencio. Así es como la ciencia describe el fenómeno.

El equipo de investigación demostró que la música involucra las áreas del cerebro involucradas en prestar atención, realizar predicciones y actualizar el evento en la memoria. La actividad cerebral máxima se produjo durante un breve período de silencio entre los movimientos musicales, cuando aparentemente no estaba ocurriendo nada.

Más allá de comprender el proceso de escuchar música, su trabajo tiene implicaciones de gran alcance sobre cómo los cerebros humanos resuelven los eventos en general.