¿Qué se puede hacer para garantizar que las condiciones de vida en las ciudades sean saludables?

Las ciudades son la clave de la salud. Sabemos que el diseño de las ciudades y su composición afecta a todas las formas de salud y bienestar. El diseño de nuestras ciudades nos saca de nuestros autos y nos hace más activos. Numerosas encuestas han demostrado que las características físicas e intangibles de una ciudad, lo que yo llamo calidad de lugar, están asociadas con niveles más altos de felicidad y una mejor salud. La presencia de carriles para bicicletas, espacios abiertos y parques contribuye a esto. Las ciudades más densas, donde la gente camina más, son más saludables; las ciudades más dispersas, donde las personas conducen más, lo son menos. La forma en que vivimos, no solo lo que comemos y cuánto hacemos, parece desempeñar un papel importante en lo saludables que somos.

Mi propia investigación muestra que los metros más saludables son más densos, más urbanos, más diversos y más innovadores, mientras que la dependencia de las industrias manufactureras más antiguas se asocia con una salud más pobre. Los metros con mayores ingresos, niveles más altos de educación y mayores concentraciones de la clase creativa eran más saludables que aquellos con niveles de educación más bajos y más estructuras económicas de clase trabajadora.

Las divisiones en nuestras ciudades también contribuyen a la mala salud. Los ricos que viven en ciudades privilegiadas y en vecindarios aventajados tienen resultados de salud mucho mejores que los menos favorecidos que viven en comunidades y barrios más pobres y desfavorecidos. Los barrios menos favorecidos suelen experimentar más contaminación; también experimentan niveles más altos de estrés y ansiedad. Los pobres resultados de salud y la pobreza urbana intratable están tan estrechamente relacionados hoy como lo estuvieron históricamente; elevar los salarios mínimos, mejorar la educación y crear niveles más altos de movilidad socioeconómica puede llegar lejos para cambiar eso.

La construcción de la comunidad también puede ayudar a disipar la plaga de la soledad. Un importante estudio publicado por Toronto Public Health, que analizó la creciente incidencia de problemas de salud mental y suicidios en la población de la ciudad. El vínculo que encontró entre el suicidio y el aislamiento social era inconfundible. El aislamiento es una realidad en los extensos suburbios donde la gente depende del automóvil, pero también ocurre en las ciudades más concurridas.

Entonces, nuestras divisiones de clase y ubicación no solo moldean nuestras divisiones económicas, nos dividen por los ingresos y las oportunidades económicas, sino que también nos dividen por la salud y el bienestar.