Para mi es soñar con mi abuelo.
Pasé gran parte de mi infancia en las montañas con mis abuelos, ayudándolos con su granja y otras cosas. La abuela era una persona muy dulce. Ella me ayudó con todo y siempre cocinó comidas increíblemente buenas.
El abuelo, por otro lado, era una persona muy severa, nunca aceptó los errores más pequeños e inocentes. Siempre tuve un momento difícil con él. Y siempre mi miedo al fracaso se traducía en “pesadillas”, donde era más duro que en la vida real.
Esas pesadillas nunca se detuvieron. Todavía tengo al menos uno cada mes.
Ok, esas quizás no son verdaderas pesadillas, pero seguro que son difíciles de experimentar.
Ahora tiene 87 años. Dejó de ser severo hace años para ahorrar su energía. Él no sabe que en mis sueños él sigue siendo el viejo y duro hijo de puta.