Los conservadores son impulsados por su mayor temor: que los holgazanes holgazanes que podrían trabajar pero que eligen no aprovechar las entregas del gobierno para vivir una vida de ocio a expensas de los contribuyentes respetuosos, morales y trabajadores. Cualquier programa gubernamental que proporcione beneficios “gratuitos” se opondrá a simplemente alentar a los perezosos, permitir que los ociosos y perpetuar una clase permanente de “tomadores” al tiempo que impongan cargas injustas a la clase trabajadora. Es por eso que hay tanta oposición a cualquier sistema de “salud para todos”.
Si ese miedo refleja con exactitud la realidad de los enfermos, los discapacitados, los desempleados involuntarios, los trabajadores pobres sin beneficios, los no asegurados, los asegurados que encuentran inadecuado su seguro, no es una cuestión que los conservadores parezcan dispuestos a considerar.
Debo añadir que el segundo gran temor de los conservadores es la burocracia y la ineficiencia del gobierno: la creencia de que el gobierno no puede lograr nada. La idea de que el gobierno establezca otro despilfarro masivo derrochador solo aumenta su sensación de que su dinero de impuestos endurecido se desperdiciará en los que no lo merecen. Muchos de esos conservadores están en Medicare y Seguridad Social, pero obviamente son diferentes.