Haga una cita con un reumatólogo con prontitud. Las terapias actuales que combinan un biológico (p. Ej., Humira o Enbrel) con un antimetabolito (p. Ej., Metotrexato) y un NSAID (p. Ej., Celebrex / Celecoxib) pueden ser sumamente eficaces para aliviar el dolor. Con el fin de prevenir / detener el daño permanente, sin embargo, este tipo de terapia debe iniciarse temprano en el curso de la enfermedad.
Para aquellos que deseen más información, ver Wikipedia espondilitis anquilosante. En resumen, la espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica de la columna vertebral, con afectación variable de las articulaciones periféricas y otras partes del cuerpo. La espondilitis anquilosante es una ARTRITIS AUTOINMUNE (enfermedad autoinmune, artritis) con una fuerte asociación genética (HLA-B27).
AS típicamente comienza en la segunda o tercera década de la vida. El síntoma más común es el dolor lumbar porque la AS afecta principalmente las articulaciones de la columna vertebral y la articulación sacroilíaca pélvica. Una vez activado, el ataque autoinmune es generalmente implacable, pero la gravedad varía marcadamente. En casos severos, puede ocurrir fusión completa y rigidez (anquilosis) de la columna vertebral (“columna de bambú”).
El artículo de Wikipedia describe los principios científicos que guían la gestión médica. Los productos biológicos anti-TNF, los NSAID y los antimetabolitos interfieren de diversas maneras con el ataque del sistema inmune contra la columna vertebral. En combinación, sus beneficios para la espondilitis anquilosante pueden ser notables. Aunque los agentes biológicos anti-TNF (inhibidor del TNF) como Humira y Enbrel se introdujeron en el mercado para el tratamiento de la enfermedad autoinmune no relacionada de la artritis reumatoide, han demostrado ser dramáticamente efectivos para la espondilitis anquilosante y su afección autoinmune HLA-B27 relacionada, Artritis reactiva (anteriormente llamada enfermedad de Reiter).
La espondilitis anquilosante es una enfermedad autoinmune grave con complicaciones ocasionales que afectan muchas partes del cuerpo. La supervisión de la gestión por un reumatólogo es muy recomendable.