Creo y sé que Dios es un Dios de milagros, y que Él sana a las personas cuando es correcto hacerlo, de acuerdo con su fe. A veces el resultado es lo que consideramos milagroso (como una recuperación repentina e inexplicable de una enfermedad grave), pero más a menudo, Él trabaja silenciosamente a través de la medicina y los mortales para llevar a cabo su trabajo.
Muchas escrituras se refieren al poder de la fe en la curación de un individuo. El apóstol Santiago enseñó que debemos “orar unos por otros, para que seáis sanados”, y añadió: “La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16). Cuando la mujer que tocó a Jesús fue sanada, Él le dijo: “Tu fe te ha salvado” (Mateo 9:22) …
Una encuesta nacional reciente encontró que casi 8 de cada 10 estadounidenses “creen que los milagros todavía ocurren hoy día [como lo hicieron] en la antigüedad”. Un tercio de los encuestados dijeron que habían “experimentado o presenciado una curación divina …”
Un periodista de Texas describió tal milagro. Cuando una niña de cinco años respiró con dificultad y se puso febril, sus padres la llevaron rápidamente al hospital. Para cuando llegó allí, sus riñones y pulmones se habían cerrado, su fiebre era de 107 grados, y su cuerpo era de un rojo brillante y cubierto de lesiones moradas. Los doctores dijeron que se estaba muriendo del síndrome de shock tóxico, por causa desconocida. Cuando se corrió la voz a familiares y amigos, las personas temerosas de Dios comenzaron a orar por ella, y se realizó un servicio especial de oración en su congregación protestante en Waco, Texas. Milagrosamente, ella de repente regresó al borde de la muerte y fue liberada del hospital en poco más de una semana. Su abuelo escribió: “Ella es una prueba viviente de que Dios responde las oraciones y hace milagros”.
– Sanando a los enfermos – Dallin H. Oaks
Se pueden encontrar más ejemplos y explicaciones sobre la curación en el resto del artículo vinculado.
