Creo que no es solo la naturaleza humana, sino también la naturaleza de los mamíferos, querer dormir cerca de otras criaturas, al menos con las que tenemos estrechas conexiones emocionales. Por lo general, los mamíferos hacen esto con miembros de su misma especie o familia, pero no siempre: gatos y perros a veces lo hacen también.
Esta tendencia probablemente se desarrolló porque ayudó a conservar la calidez, mejorar la seguridad y fortalecer los vínculos sociales en varios grupos. En el caso de los humanos y los perros, hay evidencia de que hemos evolucionado conjuntamente durante decenas de miles de años (creo que una estimación antropológica que leí sugirió 40,000 años), lo cual estoy seguro condujo al rompimiento de cualquier barrera que hubiéramos tenido a dormir muy cerca.
Al mismo tiempo, sin embargo, no creo que quiera que mi perro duerma en mi cama. No quisiera lidiar con el olor, jaja.
