Para sentirse descansado y refrescado al despertar , la mayoría de los adultos requieren 7-8 horas de sueño, aunque este número varía entre las personas. Como resultado, una fracción sustancial de nuestras vidas se gasta en este misterioso estado. Para los bebés, el requisito es mucho más alto (alrededor de 16 horas por día), y los adolescentes necesitan en promedio unas 9 horas de sueño. A medida que las personas envejecen, tienden a dormir más livianamente y por períodos más cortos, aunque a menudo necesitan la misma cantidad de sueño que al principio de la edad adulta. Dormir demasiado poco crea una “deuda de sueño” que debe pagarse en los días siguientes. Mientras tanto, el juicio, el tiempo de reacción y otras funciones se ven afectadas.
Desde una perspectiva de conservación de energía, una función del sueño es reponer los niveles de glucógeno en el cerebro, que caen durante las horas de vigilia. De acuerdo con esta idea, los humanos y muchos otros animales duermen por la noche. Como en general es más frío por la noche, habría que gastar más energía para mantener el calor si estuviéramos activos durante la noche. Además, la temperatura corporal tiene un ciclo de 24 horas, que alcanza un mínimo por la noche y, por lo tanto, reduce la pérdida de calor. Como era de esperar, el metabolismo humano medido por el consumo de oxígeno disminuye durante el sueño.
