El envejecimiento no es una enfermedad en el sentido tradicional del término. No es algo que afecta a algunas personas y no a otras (lo cual es típico de una enfermedad). Es un proceso que la naturaleza está “usando” para asegurar la supervivencia de la especie a costa del individuo. Como proceso, tiene un propósito, pero este propósito ha empezado a degradarse. En los seres humanos que dependen de la tecnología, puede ser posible evitar el envejecimiento si encontramos formas de cambiar los procesos biológicos que son utilizados por las células germinales para permanecer inmortales, a las células somáticas, para que estos se conviertan en inmortales.
Esta es la base biológica del envejecimiento: el daño que ocurre en todos nuestros tejidos se repara muy bien en las células germinales (para asegurar la supervivencia del ADN) pero no muy bien en las células somáticas (por lo que envejecemos y morimos). Si encontramos una forma de revertir este proceso, el envejecimiento se ‘curará’. Esto significaría que la reproducción también se degradaría.
