¿El agua ayuda a quemar grasa?

Yo diría que, en la mayoría de las definiciones de “quemar grasa”, el agua es un componente necesario y, sin la hidratación adecuada, no quemará la grasa de manera tan eficiente cuando se dedica a actividades como el ejercicio. ¿Por qué?

  1. La hidratación aumenta el metabolismo celular (Thornton et al., 2009). El metabolismo celular es el mecanismo por el cual se gasta la energía (calorías). Por lo tanto, el metabolismo celular quema grasa, la hidratación aumenta el metabolismo, por lo tanto, el agua quema grasa.
  2. La deshidratación exaspera los efectos catabólicos del ejercicio y aumenta los niveles de cortisol y norepinefrina (Judelson et al., 2008). El cortisol se ha correlacionado con el aumento del tejido adiposo (grasa) y la disminución de las ganancias de masa magra. Y como dicen con razón, “los músculos queman grasa” (al aumentar la tasa metabólica general).
  3. La deshidratación disminuye la testosterona, que es muy anabólica, por lo tanto, posiblemente disminuya la cantidad de ganancia de masa muscular durante el ejercicio (Judelson et al., 2008).
  4. La deshidratación disminuye la producción de la hormona del crecimiento (hgH). Es una potente hormona quema grasa. La hidratación aumenta la producción de hgH y, por lo tanto, debería aumentar el metabolismo de las grasas (Judelson et al., 2008)

Esto no significa que solo el agua potable desencadenará estos efectos (excepto el # 1, que, sin embargo, también se incrementa con el ejercicio). Sin embargo, sin estar bien hidratado, es poco probable que obtenga el beneficio total de las actividades que de hecho resultan en la metabolización de la grasa

Daniel A. Judelson, Carl M. Maresh, Linda M. Yamamoto, Mark J. Farrell, Lawrence E. Armstrong, William J. Kraemer, Jeff S. Volek, Barry A. Spiering, Douglas J. Casa, Jeffrey M. Anderson. Journal of Applied Physiology Sep 2008, 105 (3) 816-824; DOI: 10.1152 / japplphysiol.01010.2007

Thornton, SN, PC Even, y G. van Dijk. “La hidratación aumenta el metabolismo celular”. Revista Internacional de Obesidad 33, no. 3 (2009): 385-385.