Ser obeso afecta el trabajo de la respiración entablillando el diafragma desde abajo, aumentando el peso de la pared del tórax, que debe aumentar con cada respiración, y puede obstruir las vías respiratorias superiores durante el sueño y conducir a la apnea del sueño (apnea).
Estos efectos, así como el riesgo cardiovascular de obesidad y asociación con hipertensión, hipertrofia cardíaca y diabetes pueden provocar insuficiencia cardíaca, lo que puede provocar que los alvéolos se llenen de líquido y actúen como barrera de difusión del oxígeno que ingresa a la sangre.
La hipoxia crónica tiene su propio efecto sobre la circulación en los pulmones que causa hipertensión pulmonar y compromete aún más la función cardíaca y pulmonar.