La causa más común es la rigidez arterial. Con la edad, la aorta se vuelve más rígida, aumentando la presión sistólica pero no la presión diastólica. Es muy frecuente en personas mayores de 60 años, aunque puede ocurrir a cualquier edad si la persona tiene una afección subyacente que afecta sus arterias.
Otras posibles causas son las afecciones que causan hipertiroidismo y algunas enfermedades de las válvulas cardíacas.
Se trata a través de cambios en el estilo de vida (dieta, ejercicio, no fumar, etc.) y, a veces, medicamentos, si es necesario. No existe un tratamiento estándar para esto, por lo que si usted o alguien a su alrededor sufre de hipertensión sistólica, deberían ver a un médico.
