La esperanza de vida para la mujer ha aumentado en gran medida en el pasado debido a los avances en la atención obstétrica.
Las mujeres tradicionalmente fumaban menos, bebían menos y realizaban menos actividades de alto riesgo. Estos dos han contribuido a una mayor esperanza de vida para las mujeres.
Y en cuanto a la pérdida de sangre con la menstruación, las mujeres que tienen más hijos (pasan más tiempo embarazadas y menstruando menos) tienen menos ciclos y menos cánceres femeninos, como cáncer de mama. La disminución de la exposición a las hormonas es lo que hace la diferencia
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