Así es como me he beneficiado personalmente de la amabilidad, que creo que está subestimada.
Seré honesto: no creo en la bondad solo por el bien de ella, sino también por razones egoístas. Cuando paso un currículum, no solo busco ayuda, sino que busco esa tarifa de referencia. Hablando en serio, también recibo algunas tibiezas en el fondo (¡incluso si esa tarifa de referencia nunca llega)!
Créanme, los cálidos fuzzies son reales: la ciencia los ha cuantificado. La bondad aumenta la producción del serotonina “neurotransmisor feliz” y la oxitocina “hormona del amor“. Las personas compasivas también tienen 2 veces más de la hormona DHEA, que retrasa el envejecimiento, y 23% menos de cortisol (la hormona del estrés). Y chico, digo sí a menos líneas finas!
El mejor consejo que he escuchado sobre la práctica de la bondad proviene de (mi autor favorito) Tim Ferriss. He estado leyendo Tools of Titans: The Tactics, Routines and Habits of Billionaires, Icons and World-Class Performers , recientemente publicado por Ferriss . El libro me ha ayudado a ser más saludable, más rico y más sabio. Una de mis recomendaciones favoritas es un ejercicio de bondad amorosa de 10 segundos. Todo lo que se necesita es identificar a dos personas y pensar: “Deseo que esta persona sea feliz y deseo que esa persona sea feliz”. Practicar la bondad amorosa me inspira a tratar mejor a los demás. Un buen efecto secundario es que me hace sonreír.
Entonces, ¿por qué creo que la bondad está subestimada? Para empezar, ¡tienes que amar esos beneficios de salud ! Y una dosis de amabilidad restablece mis expectativas: es mucho más fácil estar en paz con los demás cuando no siempre esperas que la gente te “devuelva” la paga. Además, la amabilidad es la solución contra intuitiva para salirse de las preocupaciones. Como una persona muy consciente de sí misma, la compasión me ayuda a soltar mi ego y vivir en el momento a través de los ojos de otra persona. Para colmo, practicar la bondad con los demás puede ayudar a una persona a practicar la bondad consigo mismo. Personalmente, la amabilidad es una escalera de helicóptero que me saca de una obsesión por mí misma ansiosa y despreciativa.
No soy la Madre Teresa, pero soy más feliz con solo desear un ser más feliz. ¡Habla de ganar / ganar!