Simplemente, si estás en homeostasis perfecta, entonces estás sano. 🙂
La homeostasis humana (la homeostasis es del griego: homoμοιος homoios, “similar” y στάσις stasis, “inmovilidad”) es propiedad de la homeostasis en el cuerpo humano.
El cuerpo humano maneja una multitud de interacciones altamente complejas para mantener el equilibrio o los sistemas de retorno para funcionar dentro de un rango normal. Estas interacciones dentro del cuerpo facilitan cambios compensatorios que apoyan el funcionamiento físico y psicológico. Este proceso es esencial para la supervivencia de la persona y nuestra especie. El hígado, los riñones y el cerebro (hipotálamo, el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino [1]) ayudan a mantener la homeostasis. El hígado es responsable de metabolizar sustancias tóxicas y mantener el metabolismo de los carbohidratos. Los riñones son responsables de regular los niveles de agua en la sangre, la reabsorción de sustancias en la sangre, el mantenimiento de los niveles de sal y de iones en la sangre, la regulación del pH de la sangre y la excreción de urea y otros desechos.
La incapacidad de mantener la homeostasis puede provocar la muerte o una enfermedad, una afección conocida como desequilibrio homeostático . Por ejemplo, la insuficiencia cardíaca puede ocurrir cuando los mecanismos de retroalimentación negativa se vuelven abrumadores y los mecanismos destructivos de retroalimentación positiva toman el control. [2] Otras enfermedades que resultan de un desequilibrio homeostático incluyen diabetes, deshidratación, hipoglucemia, hiperglucemia, gota y cualquier enfermedad causada por la presencia de una toxina en el torrente sanguíneo. La intervención médica puede ayudar a restaurar la homeostasis y posiblemente prevenir el daño permanente a los órganos.
Homeostasis humana