Beber agua helada directamente después de comer puede provocar el reflujo de ácido debido a que las temperaturas frías cambian la consistencia de los alimentos que hemos comido, lo que hace que sea más difícil de procesar. Por ejemplo, los alimentos grasosos tienen una tendencia a establecerse cuando se mezclan con agua helada, lo que hace que el procesamiento sea más problemático. Una asimilación más prolongada puede provocar problemas de indigestión.
Beber más agua de lo esperado también puede ser peligroso en vista del hecho de que debilita la corrosión que nuestro estómago utiliza para separar los sustenances, disminuyendo el proceso de asimilación. Esto puede hacer que un hombre se sienta somnoliento y cansado después de las cenas, lo que hace que sea más difícil completar las cosas un rato después.
Beber agua helada con sustento también puede influir en aquellos con afectabilidad dental, dolores de cabeza o dolores cerebrales extremos; el agua potable que es excesivamente helada puede desencadenar un dolor de cabeza. También puede provocar tormento estomacal e hinchazón sobre la base de que unos pocos nutrientes crecen cuando se consume con agua. El tormento se consume cuando bebemos un exceso de agua, frustrando la asimilación.