Bueno, siento decepcionarte. No se trata tanto de la “ética vegetariana” como de las circunstancias utilitarias. Uno siempre puede imaginar una circunstancia donde las condiciones de la pregunta pueden ser ciertas. Pero que tal circunstancia pueda ser imaginada no significa nada. Bueno, ahora, imagina que tú y tu perro emprenden un viaje por el Atlántico. Y, a los pocos días del viaje, estás completamente perdido. Y corriendo muy bajo en raciones. Pero, ¡la ayuda está en camino! Solo tienes que sobrevivir unos días más. Mira, aquí he imaginado una circunstancia perfectamente adecuada en la que un hombre se comería a su perro. Pero, más allá de proponer tal circunstancia, no he logrado nada más. De hecho, estaría dispuesto a apostar que ningún hombre, en su sano juicio, se comería un perro. ¿Por qué? Precisamente porque el escenario imaginado discutido anteriormente, es de hecho, un IMAGINADO. Y, siempre puedo disfrutar de tales experimentos, aquí hay uno más, “¿bajo qué circunstancias un hombre se comerá a otro hombre?”. PUEDO imaginarme ese escenario. Pero a falta de buen gusto, no voy a decirlo.
Nuestras preferencias alimenticias siempre son una apuesta del siguiente tipo. Estamos bastante seguros de que no volveremos a la infancia de nuestra especie. También estamos seguros de que no estamos descendiendo a una era previa a la agricultura, donde nosotros, como cazadores, recolectores, sobrevivientes, no tenemos control sobre nuestras fuentes de alimentos. Nosotros, en este lado de la discusión, estamos bastante seguros de esto. Y, por lo tanto, estamos felices de tomar esa apuesta. También estamos felices de vivir nuestras vidas sin ser perseguidos por ningún demonio imaginado.
En cualquier caso, si se produce dicha circunstancia, el animal y el insecto que tiene que consumir es muy difícil de conseguir de los alimentos que normalmente consumen los no vegetarianos. Tal circunstancia probablemente no me ofrezca una pizza de pepperoni caliente, o un pollo perfectamente frito-65 o un cordero biryani deliciosamente cocinado. Será más parecido a un pez crudo o un insecto vivo. Definitivamente no nos va a gustar. ¡Pero a ti, mi querido amigo, tampoco le va a gustar!
