Tres razones vienen rápidamente a la mente.
Primero, eficiencia. Tomaría un sistema circulatorio mucho más complejo para soportar un tracto digestivo extendido. Nuestros intestinos extraen nutrientes directamente en el torrente sanguíneo, por lo que requieren una red de vasos sanguíneos relativamente grandes para funcionar.
Segundo, estructura de la extremidad Nuestras piernas funcionan tan bien porque no son más que músculos y articulaciones. Enrutar los intestinos a través de allí impediría seriamente nuestra capacidad para movernos. Cualquier posición que no sea mantener las piernas totalmente rectas te pellizcaría el tracto digestivo. En el mejor de los casos, es doloroso, en el peor, es mortal.
En tercer lugar, protección de patógenos. El ano es una membrana mucosa. Sería como presionar tu boca contra el piso con cada paso en términos de exponer tu cuerpo a los microbios.
