Dinero.
Todo en el servicio de salud es costoso. Las compañías farmacéuticas ponen una patente sobre las drogas y cobran lo que quieren.
El equipo es muy parecido. Una televisión para uso médico es mucho más costosa que una para su casa.
Y personal. Muchos especialistas pueden establecer su propio precio. Cuando se creó el NHS, se le preguntó al ministro de salud, Aneurin Bevan, cómo consiguió los consultores a bordo y respondió: “Me llené la boca de oro”.
El dinero gastado (¿desperdiciado?) En otras cosas además del cuidado de la salud podría ayudar a mucha más gente.