Mi experiencia ha sido uniformemente positiva tanto en Medicare como, más recientemente, en la cobertura de Medicaid. Mi atención primaria y dental se brindan en una clínica respaldada por el gobierno federal y mi atención hospitalaria en un hospital universitario afiliado. Siempre me han tratado con respeto y he recibido una atención excelente.
Una vez dicho esto, es importante recordar que no se trata tanto de disfrutar de los beneficios de la atención médica patrocinada por el gobierno como de recibir esa atención de personas calificadas que han tomado las decisiones profesionales que los colocan en mi camino. Para una persona, son altamente calificados y muestran un nivel de preocupación que cualquier destinatario apreciaría. También lo aprecian cuando un paciente, independientemente de su cobertura, lo reconoce.
La administración estatal de los programas puede ser misteriosa, pero en mi situación mi asistente social siempre ha estado disponible por teléfono y siempre encuentra una solución … incluso en un mundo sobrecargado por regulaciones y gobernado por legisladores quijotescos.
Entonces, como es siempre el caso, se reduce a las personas y, a veces, a qué lado de la cama despertaban ese día. La simpatía (¿empatía?) Es una calle de dos sentidos. Un poco va un largo camino en ambas direcciones.
Por cierto, las encuestas recientes indican que la aceptación por parte de los profesionales puede no ser una historia triste. Ver: http://www.nytimes.com/2013/09/0…