En realidad, no es así. Es igualmente doloroso en inviernos y veranos. Lo que realmente hace la diferencia es el proceso de curación.
Por ejemplo, si golpeas tu brazo con una puerta, te va a doler lo mismo ya sea en inviernos o en verano. Pero el dolor durará mucho más en inviernos que en verano. En los veranos, ni siquiera notará después de unas horas que su mano fue golpeada en una puerta. Pero el dolor te perseguirá durante días en invierno.
La razón es frialdad, por supuesto. En clima frío, el proceso de curación es lento. A medida que la temperatura baja, la actividad a nivel molecular o podemos decir que el nivel celular disminuye gradualmente. A la temperatura más baja posible que es de -273 grados Celsius, la actividad molecular se detiene por completo. Por lo tanto, nada puede operarse a esa temperatura.
Entonces, básicamente, es difícil para su cuerpo recuperarse de cualquier lesión porque la actividad del proceso de curación se ha ralentizado. Pero el dolor es el mismo sin importar qué condición atmosférica tengas.
