Todas las noches mi madre me leía los cuentos de hadas de Hans Christian Andersen de su propio libro de infancia que le había regalado su tía abuela. El libro estaba escrito en francés, su lengua materna, pero ella me lo leía en inglés y francés.
Cada historia se grabó en mi memoria a través de la lectura de mi madre y las imágenes bellamente ilustradas encuadernadas en un gran libro dorado. Las páginas eran muy grandes y mágicamente viejas y me encantaba pasar cada página gruesa cuando mi madre terminaba de leerlas.
Me quedé dormida con la princesa y el guisante, la niña pequeña, el ruiseñor, la nueva vestimenta de los emperadores, los zapatos rojos y más. A veces lloraba con tristeza por las historias, a veces me alegraba que el “malo o brujo” no ganara. Aprendí a sentir por los personajes de los cuentos de hadas. Mis sueños eran muy coloridos y mi madre siempre me metía con un beso. Sí, este es definitivamente mi libro de cuentos favorito para dormir.